Soy Sheila Lesmes, Psicóloga Generalista Sanitaria.
Desde que finalicé mi licenciatura en el año 2009, sentí el impulso de orientar mi carrera en la comprensión profunda del impacto del trauma en el sistema nervioso en todas las etapas de la vida.
Especialicé mi enfoque terapéutico combinando e integrando diferentes abordajes como EMDR, Somatic Experiencing y Neurofeedback cuya finalidad está basada en la comprensión integral de todos los aspectos que componen el trauma, en la somaticidad y en la conexión mente-cuerpo-espíritu.
Mi objetivo principal es ayudar a las personas a restaurar el equilibrio en su sistema nervioso de una forma holística, acompañando a cada persona hacía una vida más plena y significativa.
Confío firmemente en la capacidad de resiliencia innata de cada ser humano y en su capacidad para crecer, por esto mi enfoque no solo se basa en la reparación de las heridas pasadas sino en la promoción del bienestar y crecimiento personal.
Hace 12 años fundé Instituto Iurman, mi primer centro de psicoterapia, el primer espacio donde pude acoger la vulnerabilidad de tantas personas que confiaron en mi, también la mía propia.
Gracias a eso no sólo crecí profesionalmente, también lo he hecho personalmente, no podría acompañar a nadie a llegar a lugares donde no he podido ir yo antes. Lugares profundos que dan mucho miedo, que duelen, pero de los que sales siendo más libre, siendo más TÚ, conectado con quien realmente eres, con tu esencia.
FORMACIÓN ACADEMICA
FORMACIÓN ESPECIALIZADA
Así nace Espacio Kintsugi, un espacio de seguridad, de regulación, de contención y sobretodo, un lugar en el que SER.
Kintsugi representa a cada persona que ha dejado una huella en mi, un aprendizaje. Aquellas personas que me han llevado a enfrentarme a mis partes más difíciles, que me han puesto pruebas que me ha dolido transitar, también a las que me han acompañado sin juicio durante el proceso, con cariño, con calma y compasión, queriéndome más de lo que
yo sentía que merecía.
Kintsugi representa a la niña que fui a la que le encantaba disfrazarse de japonesa, también a la adolescente que estudiaba su filosofía, y por último y más importante, a la adulta que no tiene miedo a mostrar sus cicatrices porque está segura de que cada historia que muestran es valiosa.
Kintsugi es una nueva etapa vital que inicio llena de energía, de ilusión, y sí, también con un poquito de miedo pero nada que no se pueda sostener.
Kintsugi es mi esencia.
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