Desde el momento en que un bebé nace, su cerebro comienza una aventura emocionante hacia el descubrimiento y conexión con su propio cuerpo y con su entorno. Con una corteza sensorial altamente sensible, el bebé capta cada detalle a través de sus sentidos.
El ambiente percibido, tanto interno como externo, llega al sistema nervioso a través de los sentidos, para evaluar si está a salvo, está en peligro o está en una situación que amenaza su supervivencia. El sistema nervioso del bebé hace una evaluación automática del riesgo, gracias a la integración de señales, para optimizar la supervivencia, desencadenando estados emocionales y fisiológicos.
La hipersensibilidad del bebé es, por lo tanto, un don que les permite experimentar y aprender de su entorno, pero también les deja altamente vulnerables. Es aquí donde el arte de la crianza y el acompañamiento consciente cobran un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de los bebés.
La madre se convierte en el hogar emocional y seguro para el bebé, proporcionándole un sentido de pertenencia y seguridad anclado en su cuerpo. A través de los 5 sentidos, el bebé construye una profunda conexión con la madre, que a su vez posibilita el fortalecimiento de circuitos emocionales más complejos hacia la consolidación de un sistema nervioso saludable.
En Kintsugi, nos enfocamos en identificar las emociones de los bebés a partir de las sensaciones que reciben sus sentidos. Comprendemos que los bebés no sólo reaccionan de forma refleja, sino que sus emociones posibilitan conductas más complejas de interacción social, caracterizándolos como seres únicos con temperamento e identidad propia.
Queremos que las madres y los bebés se sientan amados, apoyados y comprendidos. Por eso, ofrecemos un acompañamiento individualizado, que se adapte a las necesidades únicas de cada madre-bebé. Nos apasiona ver cómo la emoción resultante de esta seguridad es la fuerza más potente para la arquitectura cerebral, y cómo juntos, podemos transformar los desafíos en oportunidades para crecer y sanar.
Nos enfocamos en este proceso de coregulación entre la madre y su bebé, en el que ambos pueden interactuar para regular sus estados fisiológicos y emocionales, creando un vínculo único y profundo. La forma en la que se responde a las necesidades del bebé, poniendo también en valor las necesidades de la madre, permite tejer esta red de conexión y seguridad, donde los bebés pueden florecer y crecer, y las madres pueden sentirse comprendidas, apoyadas y valoradas en el desafiante viaje de la maternidad.
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